Un joven de Portomarín hará el Camino en una silla de ruedas con una bici incorporada con Discamino
La asociación DisCamino, que en agosto del año 2009 hizo su primer Camino de Santiago acompañando a un joven sordociego de Vigo, con un triciclo tándem de origen holandés, está preparando una peregrinación desde Roma a Santiago. En este viaje los acompañará el lucense Juan David Serrano López, un joven paralítico cerebral, que ya participó en otras dos. Se incorporará en Cizur (Navarra), el 22 de agosto, con el objetivo puesto en llegar el 2 de septiembre a Santiago. Se desplazará en una silla de ruedas a la que le adaptaron una bicicleta, que guiará un piloto. Tienen previsto llegar a O Cebreiro el 30 de agosto. Con él viajarán otros jóvenes gallegos.
DisCamino, con sede en Vigo, que capitanea Javier Pitillas, se ha planteado como reto hacer realidad el sueño de llegar a Santiago de personas con diferentes discapacidades. Juan David es uno de ellos, que con 18 años cumplidos afronta su tercera vez. En esta ocasión, como es mayor de edad, es probable que no lo acompañe su madre, Mary Luz López, que se incorporará como voluntaria en otras iniciativas de esta organización. «No tengo claro -confesó- que me permitan ir porque el objetivo es la autonomía emocional y psicológica, y ningún chico de 18 años quiere ir con su madre a estas experiencias».
En esta ocasión DisCamino planificó el viaje en cuatro etapas, en lugar de las tres del año 2014, cuando cumplieron el sueño de conocer al Papa de Gerardo, un joven sordomudo de Vigo. En cada una de ellas irán diferentes peregrinos, salvo Iván Bragado, de León, que se está preparando a conciencia para recorrer los 2.700 kilómetros entre Roma y Santiago, en 50 días.
«Es nuestro tercer Camino -señaló la madre de Juan David-, y es que, después de la primera vez, sentimos la necesidad de hacerlo todos los años». «No es una experiencia nueva -recalcó-; ahora es una necesidad por las repercusiones que tiene tanto a nivel personal, como social, entre otras razones por las personas que vas conocimiento. Es tan satisfactorio que acabas con mono».
Juan David solamente está haciendo un entrenamiento básico de cara a la peregrinación de agosto. Está en segundo de BAC, y, según su madre, no dispone del tiempo suficiente para atender a los estudios y para ponerse en forma. «Lo prioritario en estos momentos -dijo- es aprobar, para el año siguiente será diferente». En esta ocasión no irá pedaleando, pero para la próxima confía en que pueda hacerlo.
Al joven de Portomarín lo ayudarán en la peregrinación los voluntarios de DisCamino que, según López, «no reúnen más requisitos que ser generosos». Entre ellos van haciendo rotación en las diferentes etapas, según sus disponibilidades de tiempo. «Cada uno -dijo- se incorpora cuando puede. Hay bomberos, policías, profesores de universidad y otras muchas profesiones».
Para Mary Luz López la experiencia con DisCamino «es impagable», tanto desde la perspectiva de voluntaria como de madre. «En el 2017 hicimos el Camino con un señor con problemas de diversidad funcional cognitiva, con una chica sin brazos ni piernas y con una señora de 70 años sin piernas». «No hay -confesó- experiencia comparable ni dentro del grupo ni en la relación con el resto de los peregrinos».
«Como madre -según explicó- es impagable que un hijo como el mío, que es totalmente dependiente y que cuenta en su vida diaria con un asistente personal, tenga la oportunidad de construirse a sí mismo como persona, al margen de la familia». Mary Luz López también valora lo que supone para sus otros dos hijos ,que asegura antes percibían en muchas ocasiones la discriminación hacia su hermano.
Se inscribió solo
La madre de Juan David reconoce que no le gusta que le apliquen los estereotipos de madre coraje o de luchadora. «Estamos más que pagados -dijo- porque tenemos el privilegio de convivir con una personas que se levanta los 365 días del año con una gran sonrisa y que nos da lecciones a diario».
Mary Luz López recordó ayer lo que le escribió uno de los hermanos de Juan David cuando le dieron un premio por acabar secundaria. «Le puso: ‘habías llegado para aprender y te ha tocado enseñar’», comentó emocionada.
Juan David se las arregló para inscribirse en la peregrinación y en una carrera que se celebró recientemente en Portomarín. Según su madre, «se apuntó sin consultar. Él no habla, no escribe ni camina, pero buscó recursos para hacerlo, lo que supone la demostración de que querer es poder. Se limitó a informarnos que él ya era mayor de edad para tomar una decisión de estas características», explicó orgullosa.
«Lo que mi hijo lamenta -comentó- es que otros chicos no tengan esta misma oportunidad que él por barreras hechas de perjuicios invisibles, que son más insalvables que las de cemento». «Lo que yo reivindico para mi hijo -añadió- no es la igualdad, sino el respeto a la diferencia».
«Es impagable que mi hijo, que es totalmente dependiente, tenga esta oportunidad»
«Es tan satisfactorio hacer el camino madre y voluntaria que acabas con mono»
«Mi otro hijo le dijo a su hermano: habías venido a aprender y te ha tocado enseñar»
Articulo original en La Voz de Galicia